domingo, 29 de julio de 2012

THE CAROLINA CHOCOLATE DROPS - "Leaving Eden": Un viaje en el tiempo


Cuando los tres componentes permanentes del grupo THE CAROLINA CHOCOLATE DROPS se juntaron, ya en pleno siglo XXI, sus edades poco hacían pensar en el estilo de música que iban a elegir como vehículo de expresión, no mirando ya al siglo XX, sino incluso más allá: Country Blues, Bluegrass, Jazz (en su sentido más arcaico), y en general todo lo que constituye el Folk americano. Armados de banjos, dobros, guitarras, violines e instrumentos de percusión varios, además de sus voces con protagonismo para la presencia femenina de RHIANNON GIDDENS (que por momentos parece una JANIS JOPLIN en versión campera), el trío de Carolina del Norte lleva ya una manita de discos que, por sorprendente que parezca, se erigen como una de las piezas más populares de un sello tan multinacional como Nonesuch. Sin embargo, si con un trabajo puede decirse que el trío ha conseguido sonar como un auténtico grupo en directo, algo fundamental dada la espontaneidad y la falta de tapujos en su música, ha sido en “Leaving Eden”.

Rodeándose de un puñado de temas tradicionales entre temas de la campiña americana, Gospel arcaico, Blues de las plantaciones y demás, y algunas composiciones ajenas (destacando un tema propio del grupo, “Country Girl”, que puede erigirse como el “single” del disco, en formato Neo-Folk, con leves retazos Hip-Hop en forma de scat vocal secundario y fraseos entrecortados, sin por ello abandonar las raíces musicales THE CAROLINA CHOCOLATE DROPS), el trío despliega fuerza, diversión, sentimiento y energía a partes iguales en “Leaving Eden”. Los temas son cortos y sin grandes historias en lo que a producción se refiere, pero el grupo no necesita mucho más que sus voces y sus instrumentos (antaño construidos de forma casera), para hacer pasar un rato agradable y dar a conocer el pasado cultural americano, renovado con un ligero lavado de cara que hará que cosas como “Leaving Eden”, sentida y oscura, profunda en letra y espíritu, o ese fantástico ejercicio a capella por parte de RHIANNON que es el cierre de “Pretty Bird”, resistan entre la vorágine de novedades sonoras de nuestros días, a pesar de sus cimientos prehistóricos.

Instrumentalmente no hay que esperar mucho más allá de lo que una cierta variedad de instrumentos de cuerda de todo tipo, y percusiones “caseras” por doquier pueden ofrecer: la música de “Leaving Eden” rememora una época donde la cultura era una forma de evasión y de expresión, una manera de soltar demonios y cantar a la esperanza, de reflejar sueños y llorar penurias, y en esa época los detalles eran lo de menos: guitarras caseras, una simple botella de aguardiente y palmas y cantos servían para divertirse o para terapia propia de psicoanálisis y todo ello se refleja a la perfección en “Leaving Eden” (no hay más que escuchar joyas como “Run Mountain”, “Read 'Em John” o ese compendio virtuoso de cómo tocar un Banjo que es “Po’ Black Sheep”, donde la voz grave y viril de ADAM MATTA, sirve de contrapunto a la candidez de RHIANNON, por poner tres ejemplos de temas más rápidos, pero también destacan Blues más sentidos como “West End Blues” o incluso con aires afrancesados de Louisiana como “No Man’s Mama”). Más allá de ser un ejercicio de puro revival, THE CAROLINA CHOCOLATE DROPS consigue hacer propio un sonido que tiene más de cien años y que aún así está de rabiosa actualidad gracias a grupos como éste.

“Leaving Eden” no es un tratado de cultura musical americana que vaya a estudiarse en escuelas y conservatorios. THE CAROLINA CHOCOLATE DROPS no pretende tal cosa, ellos simplemente reflejan un amor por sus raíces que va más allá de la simple devoción por el pasado. Es un auténtico ejercicio de “máquina del tiempo” en donde el trío americano viaja a finales del XIX y principios del XX y se mimetiza absolutamente con el entorno. Los que asistimos como público a tal viaje nos sentiremos de repente teletransportados también al pasado, y acabaremos el trayecto cargados de olor a campo, lluvia recién caída y viento cálido en nuestras mejillas. ¡Gracias THE CAROLINA CHOCOLATE DROPS por ser nuestros guías en tal viaje!

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