miércoles, 11 de julio de 2012

SANCTUARY - "Into The Mirror Black": Una oscuridad premonitoria


Hace unos años (no demasiados) hablar de SANCTUARY era casi una rareza musical. Muchos, entre los que me incluyo, no sabíamos de la existencia de esta banda que algo debía de tener para que el gran Dave Mustaine les produjese su primer disco, “Refuge Denied”. Sin embargo, no fue hasta que NEVERMORE se hiciera relativamente popular a principios de este siglo, cuando el nombre de esta banda empezó a saltar en las conversaciones de los aficionados a esta música de una manera más habitual. Hasta empezaban a verse camisetas y sudaderas en los círculos metaleros de sus dos obras registradas. No cabe duda de que SANCTUARY merece por méritos propios su posición, pero también es cierto que NEVERMORE no habría existido seguramente sin esta banda. Por ambas razones, me pareció adecuado dejar mi humilde impresión ante un disco, “Into The Mirror Black”, que supuso el fin de una carrera, la de SANCTUARY y el inicio de otra, la de NEVERMORE, banda que está en mi top ten desde hace mucho.

A finales de los ochenta y principios de los noventa, momento en el que la banda de Seattle inició su andadura, el mundo de la música andaba revuelto. Por un lado el Metal y sus derivados estaban en pleno auge de algunas de las tendencias más en boga de la época: el Thrash y el Hard Rock. Por otro lado, y en parte consecuencia de lo anterior, la saturación de bandas era tal que el público empezaba a sentirse confundido y la crítica anglosajona ya se apresuraba a enterrar esta música en busca de su eterna “next big thing”. Precisamente sería la ciudad de surgimiento de SANCTUARY la que daría pie a un nuevo género tan odiado por los aficionados al Rock, que fue acogido por la crítica como el nuevo centro en el que focalizar sus alabanzas y también el nuevo experimento al que exprimir hasta su desgaste: el Grunge. Por otra parte, el Metal seguía su propia evolución ajena a estos acontecimientos, empezando a aparecer los primeros extremismos, que tantas alegrías nos darían a algunos a lo largo de los noventa. En medio de este panorama, SANCTUARY apareció fuerte, con un debut que pronto empezó a saltar de mano en mano.

Nacidos a mediados de los ochenta, no fue hasta 1988 el momento en el que la banda de Warrel Dane, Jim Sheppard, Lenny Rutledge, Sean Blosl y Dave Budbill editara su debut, “Refuge Denied”. En aquel disco, la banda despuntó con su Heavy-Power Metal poderoso, lleno de guiños al Thrash y al Speed Metal, uniéndose a la tradición de bandas americanas de este género. Sin embargo, ya en su debut, para muchos el mejor disco de la banda, SANCTUARY daba muestras de ir más allá como a continuación relataré. Sus estructuras huían de lo estándar y se centraban en desarrollos variados, con presencia predominante de medios tiempos y sobre todo con un vocalista, Warrel Dane con una forma de cantar muy particular, que sin embargo estaba aún por desarrollar. Todos estos elementos terminaron por eclosionar en “Into The Mirror Black”, para mí su mejor disco y que podríamos considerar como la piedra angular para la posterior evolución que Sheppard y Dane, en unión con Jeff Loomis (que fue guitarrista en algunos directos de SANCTUARY al final de su carrera) llevarían a cabo en NEVERMORE. En este segundo disco y último completo de la carrera de SANCTUARY, la banda se centró en unos terrenos mucho más oscuros, alargando las estructuras y relegando la potencia a un segundo plano, en favor de la emotividad y el dramatismo. Nombres como FATES WARNING o CRIMSON GLORY estaban mucho más presentes en las mentes de los miembros de la banda de Seattle, lo que supuso que todo quedara más ralentizado y el elemento progresivo y menos inmediato estuviera más presente. 

Pero sin duda, el cambio fundamental que SANCTUARY experimentó entre “Refuge Denied” e “Into The Mirror Black” fue el tratamiento que Warrel Dane le daba a su voz. De un estilo agresivo, cargado de falsetes en contraposición con otros tonos más oscuros, lo que hacía a Dane heredero de la tradición de King Diamond, el vocalista de SANCTUARY se centró en el segundo disco de la banda en un registro mucho más teatral, dramático y sobrecogedor, lleno de texturas emotivas y con unas melodías espeluznantes. Esta evolución culminó en NEVERMORE, pero creo que el trabajo de Dane en “Into The Mirror Black” es de tal calidad y tan impresionante, que siempre he considerado que por este motivo este disco merece la calificación de obra maestra, en unión con la oscura base musical, el trabajo de una sección rítmica fundamental, donde Sheppard hace un trabajo increíble, y una portada metafórica y bella como pocas. Sin embargo, la calidad atesorada en este disco no se vio respaldada como debiera, seguramente porque la evolución con respecto a su primer disco fue bastante grande, además de por el hecho de que cuando se editó el redondo, el Heavy Metal de los ochenta ya estaba en pleno declive de popularidad. Los miembros de SANCTUARY discrepaban de por dónde debían circular los derroteros de la banda en el futuro y se acabó firmando la sentencia de muerte de esta banda, que afortunadamente supuso años más tarde el germen de NEVERMORE, con un sonido que partía de “Into The Mirror Black” y cuya historia reciente es por casi todos conocida, siendo uno de los grupos imprescindibles de nuestros días.

Entrando en el aspecto musical, desde que los primeros compases de “Future Tense” empiezan a sonar, uno se da cuenta del cambio fundamental experimentado por SANCTUARY. No es un inicio directo, todo lo contrario, la oscuridad y los recovecos musicales son preponderantes ahora y no tanto la búsqueda de una reacción inmediata en el oyente. El sonido conseguido por la banda es mucho más profundo, más acorde con la emotividad de la voz de Dane y los riffs más pausados de Rutledge. La típica producción ochentera de Mustaine en “Refuge Denied” ha dado paso así a un ambiente más íntimo, más natural, donde todos tienen un protagonismo justo y necesario, pero sin potenciar más un determinado elemento frente a otro. El bajo de Sheppard va marcando el pulso firme del tema, mientras Rutledge tiene un papel más pétreo, con unos riffs sencillos, de melancolía y belleza grisácea, y Dane pasa por todos los registros, apareciendo sus características inflexiones cargadas de dramatismo y rabia contenida en el estribillo del tema. No obstante, las raíces poderosas de SANCTUARY se mantienen, aunque en esta composición sea de manera anecdótica en un apoteósico e inesperado final que enlaza con la tradición más Speed de la banda.

Mucho más convencional y animado es “Taste Revenge”, donde Rutledge ejecuta unos riffs más anclados en la tradición Heavy-Power americana y la sección rítmica adquiere un papel menos sutil y más contundente. Aún así, Dane vuelve a darle su toque propio al tema con unas líneas vocales pegadizas y llenas de contrastes, donde el uso del falsete tan característico del debut de SANCTUARY hace su aparición de manera anecdótica en algunos momentos. El elemento emotivo que es imprescindible en este disco, viene de la mano de un solo a medio tiempo de Rutledge, que contrasta con el cariz del resto de la composición y que pone los pelos de punta. Sin duda, el mejor escaparate para enlazar las dos caras de SANCTUARY: la oscuridad y la potencia. Dualidad que está presente una y otra vez en “Into The Mirror Black” como álbum de contrastes que es y “Long Since Dark” no iba a ser una excepción. Su inicio contrasta con “Taste Revenge” pues la guitarra de Rutledge nos regala una lúgubre melodía que es difícil de olvidar, sin embargo, el tema pronto despega con una potencia mucho más comedida que su predecesor en el redondo, pero igual de estimulante, recorriendo una estructura llena de cambios y donde, escuchando la línea vocal de Dane, uno pronto adivina inflexiones que en NEVERMORE están presentes en casi todos sus temas. Una de mis composiciones favoritas del disco y de las más dinámicas también.

De lleno en la parte central del trabajo, “Epitaph” es uno de los cortes más intimistas, de esos en los que Warrel Dane brilla con luz propia, siendo capaz de emocionar con sus cambios de tonalidad y su magnífica voz. La intensidad va creciendo poco a poco, con unas guitarras que llenan de contrastes la composición, pasando de lo sutil a lo contundente en cuestión de segundos, dejando en manos del bajo de Sheppard y la precisa batería de Budbill, el duro papel de mantener la coherencia rítmica de la composición. Siguiendo con lo que podemos considerar la parte menos inmediata del trabajo, los aires españolizados de “Eden Lies Obscured”, nos adentran en una de las composiciones más complejas del trabajo, llena de cambios de estructura y con un Dane que en muchos instantes vuelve a recordar a King Diamond, pero siempre con su sello personal, dramático y oscuro, con el que estaba encontrando su propia voz en este disco. Pero la culminación de esta faceta de SANCTUARY viene de la mano del tema título, “The Mirror Black”, donde se pueden sentar las raíces de los temas lentos de NEVERMORE. Toda una lección de buen gusto, cargado de emotividad y desgarro, consiguiendo momentos de auténtica tensión dramática, con un Dane pletórico y una estructura nuevamente llena de giros antitéticos, entre lo íntimo y lo infernal.

La parte final de “Into The Mirror Black” se abre con un nuevo trallazo, “Seasons Of Destruction”, en donde Rutledge y Blosl dotan a sus guitarras de un extremismo mayor acorde con el título de la composición. Sin embargo, el sonido moderno del solo de Rutledge lo separa de lo convencional, dejando entrever la evolución divergente en su concepción musical que tenía cada miembro de SANCTUARY. “One More Murder” continúa con esta parte nuevamente más Heavy del disco, a través de un medio tiempo pegadizo y sencillo, donde Dane experimenta con nuevas tonalidades y un estribillo hímnico que en directo debía de ser brutal. Finalmente, de igual manera que empezó el disco, “Communion” cierra de una manera poco directa “Into The Mirror Black”. Las guitarras comparten protagonismo nuevamente con Dane, gracias a unas oscuras melodías que son la tónica general del tema. Pero lo más destacable de este corte es la atmósfera demoníaca que posee, no ya por los cambios de tonalidad de Dane, que culminan en el estribillo del corte, sino por unas guitarras que se vuelven en algunos momentos cavernosas. Realmente un final sobrecogedor, para un disco lleno de sensaciones.

Es probable que muchos discutan la elección de “Into The Mirror Black” como clásico por mi parte, porque realmente no es un punto de inflexión en la historia del Metal, pero, como admirador acérrimo de Sheppard y Dane, quise que el nombre de SANCTUARY no pasara desapercibido en esta web. Además, basándome en mi gusto personal, considero que “Into The Mirror Black” tiene un aura única. A lo mejor debería ser considerado como una transición, algo que de hecho se confirma escuchando los derroteros de NEVERMORE posteriormente, pero ello no debería impedir el reconocer que SANCTUARY puso punto y final a su carrera con un disco sobresaliente, lleno de claroscuros sensacionales, y en donde desde la portada, hasta cada nota musical, transmite sentimientos y oscuridad. Si la música es ante todo la capacidad de transmitir, “Into The Mirror Black” lo consigue y de qué manera.

(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)

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